La CMT apuesta con su nueva regulación por la inversión e innovación por parte de las telecos, buscando la competencia en infraestructuras, no en servicios. La nueva regulación descarta la idea propuesta por Telefónica de un único estado nacional para decantarse por una segmentación geográfica basada en necesidades locales. La primera víctima de esta situación será la propia red de cobre, la cual se estima una fecha de caducidad de 10-15 años.
La obligatoriedad de compartir estructuras por parte de Telefónica quedando liberada de compromisos para las redes de fibra pura que disponga o implante, afectando por tanto solamente a aquellos casos donde haga uso del par de cobre, donde el operador deberá continuar ofreciendo un servicio como mayorista indirecto (reventa pura) pero sin regulación en el precio y, diferenciando además entre zonas de alta competitividad, donde será solo con carácter temporal, mientras que en aquellas con escasa o nula competitividad, deberá ser permanente.
Esta nueva regulación por otro lado, resulta un arma de doble filo por suponer una importante apuesta ya que incentiva la inversión de Telefónica, que no tendrá que compartir su nueva red con el resto, además de que fuerza también a los rivales a desarrollar sus propias infraestructuras. Pero también supone un importante riesgo de desaparición o reducción por parte de la competencia al no poder hacer frente a tales inversiones, lo cual reforzaría a Telefónica con el riesgo de volver a una situación similar al antiguo monopolio.
Los grandes beneficiados en todo ésto, aparte de Telefónica, serían los operadores de cable, quienes tampoco tendrían obligatoriedad de compartir sus infraestructuras, pudiendo establecer una clara ventaja frente a sus competidores de ADSL, de entre los cuales pueden diferenciarse dos grupos: aquellos que viendo mermada su cuota puedan reforzar su presencia gracias al respaldo de grandes operadores extranjeros (Vodafone y Orange), o aquellos otros que por su menor capacidad (Jazztel y otras operadoras regionales de ADSL) deberán especializarse en un nicho concreto de mercado.
De momento, Telefónica ya ha comenzado a mover ficha en aquellas áreas donde su cuota se ha visto seriamente reducida por operadores de cable, como por ejemplo puede apreciarse en su ofensiva en áreas de Levante y País Vasco. Esperemos que todo esto nos suponga por fin una auténtica competitividad en el mercado de las telecos, redundando en una mejora en servicios y precios y propiciando por fin ese tan ansiado aumento de la penetración de la verdadera banda ancha en este país.
Fuente: Cincodias.com